domingo, 11 de julio de 2010

Borley en 1910


A la muerte de Harry Bull llego a la rectoría la persona que lo sustituiría y se haría cargo de ella: el sacerdote Eric Smith en compañía de su esposa.

Eric Smith se encontró con una vivienda siniestra, en la que la una intensa actividad paranormal comenzó a hacerles la vida imposible. Se escuchaban ruidos extraños, inexplicables tintineos de campanillas y timbres y sonidos. Se escuchaban pasos en las habitaciones, desaparecían artículos del hogar, los mueblen se desplazaban por el inmueble, se rompían los cristales de las ventanas, caían piedras sobre el tejado y se escuchaban gritos desgarradores y el paso de carruajes inexistentes por el lugar. También se observaba una figura luminosa que llevaba vestimenta de monja.
Dado que la tensión que se producía en la casa iba in crescendo, Smith decidió poner en conocimiento los hechos dándolos a conocer a los periodistas del periódico e Daily Mirror, y fue publicada el 10 de Julio de 1929.
La noticia sobre el embrujamiento del rectorado Borley se extendió por todo el país causando una gran expectación, por lo que el editor de dicho periódico decidió ponerse en contacto con
El parapsicólogo Harry Price, dada la repercusión que el caso había producido.
Harry Price era miembro de la Society Psychal Research y fundador de la National Library of Psychal Research dependiente de la Universidad de Londres. Acudió al lugar de los hechos y empezó a recopilar toda la información posible. Ya en los primeros resultados averiguó que el paraje contaba con un trágico pasado donde la muerte y los incidentes extraños eran una constante.
Harry Price decidió nada más llegar, practicar una sesión espiritista con el fin de aclarar el motivo de las manifestaciones. Participaron en él además de Price, una medium, el reverendo Smith y su esposa, pero el resultado de la sesión no hizo más que empeorar los ánimos, pues durante el transcurso de la misma apareció el espíritu del antiguo regente de la rectoría, el sacerdote Henry Bull, quien informó de todo el terrible pasado del lugar.
Como consecuencia de ello una semana después de la prueba, el párroco Smith y su mujer abandonaron definitivamente la casa y Price tuvo que abandonar sus investigaciones, pues los fenómenos que se producían habían cobrado tal violencia que hacía imposible la vida en la rectoría.
Transcurrió un año hasta que el rectorado fuera ocupado de nuevo, esta vez por el Reverendo Lionel Foyster, primo del fallecido reverendo Bull, y su esposa Marianne.
Con su llegada la actividad paranormal se acrecentó, llegando incluso a poner en peligro la vida de la señora Foyster, cuyo cuerpo fue arrojado de su cama una noche, cacheteado por manos invisibles, y era obligada constantemente a esquivar objetos pesados que volaban por la casa de día y de noche. Incluso una vez estuvo a punto de ser asfixiada por la presión que sobre ella ejercía un colchón que inexplicablemente se posicionó sobre su cuerpo haciendo una fuerte presión sobre ella.
Igualmente se escuchaba el sonar de las campanas, arrastrar de cadenas y se materializaban relojes y monedas.

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